En los últimos 9 meses la pandemia lleva afectando de manera convulsa no solo a nuestra salud, sino al entorno económico y social de personas y empresas. Empezamos a intuir que dejará cambios importantes en la sociedad y el tejido productivo, pues ha alterado la estructura de costes empresarial trastocando directamente la rentabilidad y, por ende, la supervivencia de las organizaciones.
Las compañías que mejor se han adaptado a la pandemia son los tecnológicas gracias a su modelo de negocio (plataformas tecnológicas, logística capilar, teletrabajo (que ya estaban realizando sin saberlo) y métodos organizativos y de gestión de personas propios como Kanban, Scrum, Agile). El mercado de trabajo se ha globalizado en este sector, y ya pueden contratar un programador en cualquier parte del mundo, y pueden incorporarlo con rapidez y eficacia porque utilizan equipos multidisciplinares autogestionados, que además les permite adquirir nuevo "mindsed" o mentalidad para impulsar la innovación y la co-creación.
La evolución del sector tecnológico lidera e impacta a la sociedad en general y al resto de sectores. Se pueden intuir cambios en el mercado inmobiliario (locales, oficinas y viviendas cambian su función), en la valoración de los negocios (cambios en las cotizaciones bursátiles, probable incremento de fusiones y adquisiciones, colaboración de corporaciones con startups), cambios en el mercado de trabajo con gran volumen de freelances, emprendedores, que colaboran en proyectos a partir del coworking, se convierten en actores dominantes del mercado.
Si proyectamos la evolución del sector tecnológico al resto de sectores y a la sociedad en general, las organizaciones se ven presionadas a evolucionar, y tendrán que abordar sin dilación la tan renombrada transformación digital, implantar procesos de innovación en productos y servicios, realizar la adaptación casi obligada al teletrabajo, una nueva concepción de “espacios” para empleados y clientes, etc. Si uno solo de estos aspectos implica, por si mismo, un cambio cultural en las organizaciones, se puede augurar que todos juntos van a suponer realmente un cambio muy profundo.
Las tecnológicas ya han pasado por todos estos y muchos otros cambios, y actualmente éste ya se ha instalado en su día a día. De hecho, el manifiesto agile (publicado en 2001), lleva más de 19 años de rodaje, mientras que en otros sectores es la última moda. Recientemente ha aparecido el nuevo rol de “agile coach” dentro del las sus estructuras de las organizaciones del sector tecnológico, con el objetivo de generar e impulsar la autogestión en los equipos, fomentar las dinámicas participativas y creativas, y sobre todo, para superar creencias y resistencias que impidan avanzar a la organización.
Y es que las personas no estamos biológicamente preparadas para cambios constantes. Nuestra tendencia natural es automatizar los aprendizajes y movernos dentro de nuestra “área de confort”. El cambio provoca incertidumbre y miedos por la alteración del rol o de la posición dentro de la empresa o en la sociedad, y ello provoca, consciente o inconscientemente, resistencias, parálisis, falta de compromiso, abandonos, etc., que sabotean la evolución de las organizaciones.
Por tanto lo que nos enseña el sector tecnológico es que el cambio va más allá de la digitalización de la empresa (cambiar un programa o instalar una app), o modernizar la logística, o la nueva concepción de espacios. La clave del cambio pasa por desarrollar a las personas para trabajar de manera distinta, con unos nuevos valores que generen nuevas actitudes ante los problemas, y que realmente les permita la utilización de las novedades tecnológicas, logísticas y de gestión de espacios, con el objetivo final que puedan reinventarse continuamente para garantizar su supervivencia.
Y para que las personas acepten el cambio se requiere clarificar una y mil veces los derechos, obligaciones y expectativas de cada una dentro de la organización, creando un ambiente de seguridad psicológica, confianza, colaboración y alineamiento en las decisiones. Hay que lograr que las personas se sientan parte de la iniciativa y que contribuyan, empujen, disfruten y sean ellas quienes obtengan los éxitos y aprendan de sus fracasos.
Se trata de la cultura opuesta a seguir órdenes y controlar su seguimiento aplicando el método del palo y la zanahoria, como hasta ahora, ya que solo llevan en realidad a la resistencia, la falta de compromiso y el bloqueo de las iniciativas.
En este sentido el Coaching, como nos enseñan las tecnológicas, es el facilitador del cambio, el desbloqueador de creencias para tomar consciencia y vencer las resistencias. Es la clave para posibilitar el pensamiento innovador, y la base para gestionar a los colaboradores mediante objetivos retadores y motivadores, más allá del control.
La metodología del coaching está probada y los resultados son altamente fiables. Puede aplicarse a equipos y a personas, y permite que los cambios sean sostenibles y duraderos en el tiempo. Cambia también los estilos de liderazgo, implantando el nuevo rol de los jefes como facilitadores del equipo para conseguir los resultados.
El coach acompaña a las organizaciones (su equipo de dirección, sus equipos y personas) en la consecución de sus retos u objetivos, y para ello busca el compromiso del equipo y de las personas para conseguirlo. El coach está de paso y no crea dependencia porque el objetivo es que equipos y personas resuelvan los problemas por sí mismos y aprendan de sus errores. Estas premisas aplican tanto en el sector tecnológico en empresas grandes como en el resto de sectores, startups o pymes, equipos de innovación o desarrollo y, por supuesto, a las personas.
Te has planteado las siguientes preguntas en referencia a tu organización: ¿lleva mucho tiempo haciendo las cosas de la misma manera?, ¿Es difícil implementar mejoras con las herramientas o metodologías actuales?, ¿Se dan errores, obstáculos o vicios en la comunicación o falta de confianza en las personas?, ¿Hay resistencias explicitas al cambio de las personas o ni tan siquiera se mencionan?, ¿Necesitas hacer más eficientes los procesos de tu organización?, ¿Necesitas innovar y crecer para mantenerte competitivo en el mercado?
Apoyarte en un coach te ofrece un punto de vista fresco y objetivo sobre lo que funciona o no en tu organización y sobre todo, ayuda a centrarte en objetivos retadores para empezar el cambio en las actitudes y centrarte en los resultados desde el primer día. No lo pienses más, ponte en contacto o déjanos tus datos y te llamamos sin compromiso.
Cuidaros mucho de la pandemia!! Se agradecen vuestros comentarios